Algunas noches, el tarot me visita en sueños.
No con una tirada ordenada ni con preguntas claras, sino como una presencia sutil.

Soñar y leer cartas son dos formas de adentrarse en el misterio. Cuando los símbolos del tarot aparecen en los sueños, siento que el inconsciente y el alma se ponen de acuerdo para decirme aquello que la mente aún no quiere ver.



Los sueños no quieren ser interpretados desde la lógica. No son acertijos con una única solución. Son mensajes abiertos, poéticos, sugerentes. Cuando una carta del tarot aparece en un sueño, no hace falta buscar una respuesta inmediata. Tal vez solo sea necesario sentir qué nos despierta. Tal vez nos muestre un espejo, una herida, o una parte de nosotros que pide ser reconocida.


Una vez soñé con el arcano número XIII, la carta de la Muerte. Pero no era como en las imágenes que conocía. El esqueleto tenía dos cabezas. Una en el lugar habitual, y otra que le salía del hombro derecho, como si el cuerpo pudiera pensar dos veces, o ver dos realidades al mismo tiempo. Parecía que aquella doble cabeza me hablaba de una dualidad interna: dos maneras de mirar un mismo final, dos voces que querían decirme lo mismo desde lugares distintos.


Con el tiempo, comprendí que ese sueño hablaba de una transformación profunda, pero también de un conflicto interno, de un momento de bifurcación vital. ¿Quién soy cuando dejo atrás una parte de mí? ¿Y quién voy a ser cuando ya no piense como antes?

Esta imagen me hizo pensar que hay ideas que debemos soltar como objetos antiguos: cogerlas, mirarlas por última vez, y luego liberarlas. Porque morir, simbólicamente, es también tener dos miradas antes de dar un paso adelante.

La transformación como paso sagrado

El arcano XIII nos recuerda que morir no es desaparecer, sino transformarse. Que las pérdidas, los finales, las separaciones —tanto internas como externas— no solo son dolorosas, sino también necesarias. Muere lo que ya no sirve para que pueda nacer lo que debe venir. El tarot nos dice, como los sueños, que atravesar la sombra forma parte del camino.

Y cuando una figura como la Muerte aparece en sueños con dos cabezas, tal vez nos dice que la transformación nunca es simple ni lineal. Que morimos muchas veces en la vida. Que cada final tiene capas.

Una invitación a soñar con símbolos

Si quieres empezar a explorar la relación entre tus sueños y el tarot, puedes seguir estos pasos:

  1. Anota tus sueños, aunque sean fragmentados. Presta atención especial a los símbolos, personajes o emociones que aparecen.
  2. Busca si alguna imagen te recuerda a una carta del tarot. No hace falta que sea exacta; confía en tu intuición.
  3. Haz una tirada pequeña (1 a 3 cartas) preguntando: ¿Qué quiere decirme este sueño? ¿Qué me muestra que no estoy viendo?
  4. Mira las cartas como una continuación del sueño. Observa qué despiertan en ti, qué te resuena, qué hilo sutil lo conecta todo.
  5. No busques una verdad absoluta. Escucha. Siente. Reescribe. Deja que el símbolo haga su trabajo.

La noche nos habla.
Y algunas veces en nuestros sueños el tarot también.

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