Siempre he tenido una pasión por las palabras. De niña, leía cuentos con la sensación de que cada palabra escondía algo importante. Más adelante, descubrí la literatura como un lugar donde se pueden explorar emociones, pensamientos y mundos imaginarios. Leer y escribir se han convertido en formas de vivir y de entender el mundo.
Un día, sin embargo, encontré otro tipo de lectura: la de las cartas del tarot. Al principio me parecía solo un juego curioso, pero con el tiempo vi que las imágenes del tarot también se pueden leer. No como se lee un libro, sino como se leen los símbolos, los sueños, las emociones.
El tarot no es solo una forma de predecir el futuro. Es una manera de mirar la vida con otros ojos. Cada carta es como una palabra llena de significado, y cuando se colocan varias juntas, aparece una historia. Una tirada de cartas puede ser una pequeña narración: un viaje, un conflicto, una posibilidad.
Leer cartas se parece mucho a leer un poema. No hace falta entenderlo todo literalmente. Lo importante es lo que despierta dentro de nosotros. El tarot habla con símbolos, y eso hace que cada lectura sea única. Como la literatura, nos invita a interpretar y a conectar con lo que sentimos.
Cuando leemos un texto o una tirada de cartas, no solo recibimos un mensaje. También lo creamos. Ponemos parte de nosotros en aquello que leemos. Y eso hace que el acto de leer sea una forma de conocernos mejor. El tarot nos puede decir qué pasará, pero también nos ayuda a ver qué sentimos, qué pensamos, qué queremos.
A veces utilizo el tarot para escribir. Saco una carta y dejo que me inspire. Las imágenes me dan ideas, emociones, palabras. Es otra forma de escucharme y de transformar lo que me pasa en palabras.
Ni la literatura ni la cartomancia dan respuestas cerradas. Pero ambas abren caminos. Nos ayudan a hacer preguntas, a vernos desde otro ángulo.
Creo que todo se puede leer: un libro, una carta, una mirada, un momento. El lenguaje está en todas partes, y leer es una forma de amar. De acercarnos al mundo y a nosotros mismos.